Los cerros de Valparaíso aún evocan cuando llegaba El Afilador de Cuchillos, con el sonido característico de su flauta , los pregones del Escobero, “Escoooba”, vendiendo escobas de paja que el mismo fabricaba y el Vendedor de Mote, “Mooote Mei”, calentito en las frías noches de invierno.